Se levanta el pueblo,
hombres, mujeres hambrientos
de justicia,
faltos de verdad.
Buscan con gritos,
liberar el alma.
Niños perdidos de inocencia,
con armas para jugar,
mujeres retenidas entre cultura
y libertad.
Se levanta el pueblo,
hombres, mujeres aclamando
dignidad,
amparados en una extraña soledad.
Miles de personas
transitando la urbe, coordinados
en masas caminan sin rozar,
sus ojos esquivos,
evitando mirar.
Mordazas en boca, para no hablar.
Carentes de esperanza.
Miles andando sin destino.
Sin causa para luchar;
mientras
allí a escasos metros,
se levanta el pueblo,
oprimidos por las políticas,
abandonados de la economía,
los desfallecidos por la realidad.
Y gritan sus ojos ,
desesperan sus manos cansadas,
Grita, el pueblo
busca un poco de piedad.
Artos de piedras,
devastados por tiranos,
pueblo que solo estas.
Cobardes que azotan con sus mercados,
manejan monedas,
devalúan vidas,
Donde dejáis la compasión,
tanto cuesta hacer justicia.
Donde dejáis la bondad.
Se levantan los pueblos,
la paciencia no resiste,
madres,
padres,
hermanos
unos buscando respirar
la tan preciada libertad,
otros desesperados por
un poco de pan.
Y yo que soy un poco
de ellos,
sigo desde sitio
reservado con el alma
hecha tinta
me conformo
con un poco de llanto ajeno.
Alma que me has abandonado,
hiel que mojas mis labios,
amargura que nace en mis manos
de que me sirven tantas palabras,
si la letra sigue sin ser escuchada.
De que me valen
las musas
si todo cuanto logran
es verso barato.
Letra sin canto,
y luego se transforma
en llanto olvidado...